Tamara Falcó y su novio Íñigo Onieva se da un festín gastronómico en Cáceres
La socialité Tamara Falcó y su novio, Íñigo Onieva, no solo disfrutaron de un sofisticado menú, que corrió a cargo del reputado chef Mario Sandoval, en la boda de Álvaro Falcó e Isabelle Junot que tuvo lugar el pasado sábado en la ciudad extremeña de Plasencia. Solo un día después del enlace del aristócrata, primo y uno de los mejores amigos de la ahora marquesa de Griñón, la pareja no dudó en trasladarse a la vecina Cáceres para visitar el prestigioso restaurante Atrio.
Este establecimiento, que también ejerce de hotel y se encuentra en pleno corazón de la capital cacereña, se ha convertido en uno de los reclamos turísticos más destacados de la ciudad y, desgraciadamente, también se dio a conocer hace unos meses por un robo de película que se produjo en su valiosa bodega. En cualquier caso, Atrio todavía dispone de una de las “mejores bodegas”, en palabras de Íñigo Onieva, quien publicó ayer domingo una fotografía de la estancia en sus redes sociales.
Por su parte, la hija de Isabel Preysler ha optado por compartir diversas imágenes que la retratan sacando el máximo partido al sol extremeño en una de las terrazas más íntimas de edificio, en el que a buen seguro pudo degustar junto a su chico algunos de las creaciones más sabrosas y alabadas del restaurante, poseedor de dos estrellas Michelín y propiedad de José Polo y Toño Pérez. Desde luego, y a tenor de lo que ha querido resaltar en su cuenta de Instagram, Tamara ha vivido un fin de semana inolvidable, gracias a la emotiva celebración de su primo y a la oferta gastronómica de la provincia de Cáceres.
“Vuelta a casa después de un ‘finde’ increíble. Lleno de amor, bailes y risas”, ha escrito la hermana de Enrique Iglesias en su perfil de la plataforma. Parte de ese resultado tan satisfactorio se debe sin duda al hecho de que Tamara fue la única mujer que ejerció de testigo en el enlace de Álvaro e Isabelle, lo que demuestra la relación tan estrecha que mantiene con su primo ‘Lito’.
