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Sylvester Stallone y su esposa Jennifer Flavin protagonizaron uno de los culebrones sentimentales más destacados del pasado verano. Poco después de que saliera a la luz que el actor de 76 años había reemplazado un tatuaje de su mujer con otro del adorable perro de ‘Rocky’, la prensa estadounidense reveló que Flavin había iniciado los trámites para divorciarse cuanto antes del también protagonista de ‘Rambo’.

Solo un mes después de lo ocurrido, el matrimonio logró solventar sus muchas diferencias y finalmente sus respectivos equipos de abogados desecharon todos los preparativos del ya anulado proceso judicial. El astro de Hollywood no podría sentirse más satisfecho y emocionado con el desenlace tan positivo de una etapa francamente convulsa, hasta el punto de reconocer ahora que ha experimentado un “nuevo amanecer”.

“Digamos simplemente que hemos vivido unos tiempos muy tumultuosos. Pero he logrado despertar, en un nuevo amanecer. He aprendido que no hay nada más valioso que el amor que siento por mi familia. Ese amor tiene preferencia sobre mi trabajo, una lección que me había resultado difícil de asimilar en el pasado”, ha confesado en su entrevista al dominical Sunday Times.

En este segundo período de su matrimonio con Jennifer Flavin, con quien se casó en 1997, Sylvester Stallone pretende ser un marido y un padre mucho más atento y considerado con los suyos, al tiempo que reduce sustancialmente sus compromisos profesionales. Tanto es así, que el veterano artista ha anunciado que la próxima entrega de la saga ‘Los mercenarios’, que llegará a los cines en 2023, será la última que protagonice.

“No presté demasiada atención a mis hijas cuando eran pequeñas”, ha admitido sobre las tres hijas que comparte con su esposa, las ya veinteañeras Sophia, Scarlet y Sistine. “Estaba excesivamente centrado en mi carrera. Y ahora que sé que no me queda mucho más recorrido profesional, quiero estar más con ellas y preguntarles más a fondo sobre sus vidas”, ha prometido.