Sinead O’Connor quiere convertirse en una ‘matrona de muerte’

La cantante Sinead O’Connor ha encontrado una nueva vocación al margen de la música en el cuidado a los enfermos, que le ha llevado a retomar sus estudios para formarse como auxiliar de atención sanitaria, según ha anunciado esta semana a través de Twitter.

En una entrevista que concedió poco después al programa ‘The Ryan Tubridy Show’ de la emisora irlandesa RTE, la artista ha entrado a explicar más en profundidad su decisión, que ha vinculado directamente con la muerte de uno de sus amigos más cercanos hace cinco años.

"Una noche, cuando se enteró de que estaba muriéndose, me preguntó si podría dormir con él, y le dije que sí, pero al final no lo hice porque estaba asustada", ha recordado. "Tras eso, me prometí que jamás volvería a dejar a nadie solo. No me eché a dormir en la misma cama que él porque estaba aterrada: de la muerte, del proceso de morir y de la idea de perderle", ha añadido para poner en contexto su deseo de especializarse eventualmente en cuidados paliativos.

La actual pandemia del coronavirus, que ha obligado a cancelar la gran mayoría de sus compromisos profesionales, le ha presentado la oportunidad perfecta para tomarse un descanso y regresar a las aulas, aunque ella insiste en que no abandonará por completo la música.

"Obviamente, me llevará unos cuantos años. No vas a dejar a alguien a cargo de personas que se están muriendo tras tan solo un año de formación. Me imagino que tardaré tres o cuatro años, pero estoy lista para trabajar duro, porque quiero hacerlo", ha señalado acerca de sus planes para convertirse en lo que ella define como una "comadrona de la muerte".

La que fuera una de las intérpretes más populares de la década de los noventa ha dado más que hablar en los últimos años por su vida personal que por su carrera profesional. Su desaparición en un bosque de Chicago en 2016 y los desencuentros con su familia, a la que amenazó con demandar ese mismo año por orquestar supuestamente una campaña de descrédito en su contra a la que ella atribuía la pérdida de la custodia de sus hijos menores, han acaparado casi tantos titulares como su inesperada y repentina conversión al Islam, que le llevó a cambiar su nombre por el de Shuhada’ Davitt. El anuncio de su renacer espiritual estuvo acompañado además de una serie de tuits muy polémicos en los que aseguraba que "la gente blanca" era "asquerosa" y que había decidido excluirla de su círculo social.

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