Pedro Pascal no comprende su condición de sex symbol: ‘¿Por qué les gusta un viejo como yo? Que se enfoquen en Harry Styles’
Pedro Pascal es uno de los actores más cotizados y deseados del momento, gracias a su buen hacer en series tan exitosas como ‘Juego de tronos’, ‘Narcos’, ‘The Mandalorian’ y ahora ‘The Last of Us’, pero también por ese grado de atracción y adoración que provoca en el público tanto por su físico como por su carismática personalidad. En definitiva, el chileno cae bien a la gente y, además, se ha convertido en el centro de fantasías sexuales y también sentimentales por parte de ciertos fans.
Sin embargo, como se desprende de una entrevista enmarcada en la promoción de la tercera temporada de ‘The Mandalorian’, basada en el universo ‘Star Wars’, al polifacético intérprete no le hace demasiada gracia que su fama planetaria esté siguiendo determinados derroteros. Al ser preguntado por la fascinación que genera a tantos niveles, Pascal ha dejado muy claro que no comprende esas reacciones y ha pedido incluso que sean otras figuras más jóvenes, concretamente el cantante Harry Styles, quienes tengan que lidiar con la obsesión procedente de los más mitómanos.
“¿Pero qué le pasa a la gente que le gusta tanto un viejo como yo?”, ha asegurado el actor, de 47 años, en tono de broma pero genuinamente desconcertado. “¿Qué está pasando en nuestra cultura? ¿Cómo puede pasar esto? Que se enfoquen en Harry Styles, ¿pero qué les pasa?”, ha añadido entre risas algo forzadas. Lo cierto es que a Pascal se le ve cada vez más incómodo en este tipo de situaciones, cuando tiene que pronunciarse sobre una consideración de su persona que, a veces, desemboca en una sexualización excesiva.
Buena prueba de ello fue la cara de pocos amigos que exhibió el astro de Hollywood cuando, en una breve entrevista de alfombra roja que pretendía ser distendida y humorística, la reportera le enseñó algunos tuits que se referían, en términos bastante explícitos y hasta desagradables, a los sueños eróticos que suscitaba. En esa ocasión, Pascal no sonrió y, mirando severamente a su interlocutora, se negó a leer en voz alta lo que le estaba mostrando para abandonar abruptamente la conversación.