Ozzy Osbourne pintó una habitación de hotel con la sangre de un tiburón desmembrado
Ozzy Osbourne pintó una vez una habitación de hotel con la sangre de un “tiburón desmembrado” en la época de gloria de Black Sabbath.
Su compañero de banda, Tony Lommi, recordó los días salvajes que vivió con la estrella del rock y cómo éste siempre llevaba las cosas al siguiente nivel.
En una entrevista con el New York Post donde promocionaba su libro ‘Iron Man: My Journey through Heaven and Hell with Black Sabbath’, el músico y compositor británico dijo: “Con las drogas, siempre te aburres, así que tienes que hacer algo con el otro. Como que Ozzy arrastrara un tiburón por una ventana, lo desmembrara y empapara nuestra habitación de sangre”, añadió.
Se convirtió en una tradición que la banda destrozara sus cuartos de hotel en juergas llenas de drogas, por lo que el grupo solía hacer bromas a los demás.
En otra ocasión, Ozzy prendió fuego al batería Bill Ward, dejándole con quemaduras de tercer grado en las piernas.
Tony contó que el líder de la agrupación le preguntó: “Bill, ¿puedo prenderte fuego?”, a lo que Bill respondió casualmente: “Estoy ocupado, así que todavía no”.
Más tarde, le dijo al Príncipe de las Tinieblas: “Me voy a casa ahora, así que si quieres, puedes prenderme fuego”.
A continuación, Tony arrojó “una cubeta de alcohol” sobre Bill y Ozzy le prendió fuego.
Esta no es la única “broma” con animales de por medio que ha intentado Ozzy; una vez esnifó una fila de hormigas marchando.
También mordió la cabeza de un murciélago vivo, que insiste en que no sabía que era real “hasta que fue demasiado tarde”.
Esto ocurrió durante el Des Moines Veterans Memorial Auditorium hace más de 40 años, después de que un miembro del público echara a volar a la inocente criatura en el concierto.
“Siempre me gustaron las películas antiguas que solían tener estas peleas de pasteles de crema”, explicó Ozzy en el documental ‘The Nine Lives of Ozzy Osbourne’.
Y añadió: “Me dio la idea de lanzar, en lugar de pastel, trozos de carne y partes de animales al público. Me pareció divertidísimo. [Me lanzaban testículos de oveja, serpientes vivas, ratas muertas, todo tipo de cosas. Una vez alguien lanzó un murciélago vivo al escenario. Era el murciélago más grande que había visto y aterrizó de espaldas. Pensé que era un murciélago de goma. Lo tomé, me lo metí en la boca, lo apreté y lo mordí, siendo el payaso que soy. Los murciélagos son los mayores portadores de rabia del mundo. Después tuve que ir al hospital donde me pusieron vacunas contra la rabia. Me pusieron una en cada nalga”.