Los Macron enfurecen a los turistas de su lugar de vacaciones
Con la llegada de agosto, el matrimonio Macron ha puesto rumbo un año más a la Costa Azul para disfrutar de unas vacaciones en las que los paparazzi se han convertido en su mayor enemigo.
En 2017 ya demandaron a uno por acoso después de que intentara colarse en la villa donde se estaban alojando en Marsella y este verano quieren evitar que vuelvan a producirse situaciones similares durante su estancia en el Fuerte de Brégançon, una de las residencias oficiales de los presidentes de la República Francesa, ubicada en Bormes-les-Mimosas.
Emmanuel Macron y su esposa Brigitte llevan allí varios días y su presencia no ha pasado desapercibida. El dispositivo de seguridad que les acompaña ha puesto en pie de guerra a los turistas de la zona, que han visto cómo la paz y la tranquilidad se ha visto perturbada por la presencia de dos lanchas rápidas y una moto de agua que patrullan a todas horas la costa frente a la edificación del siglo XVII. También se ha multiplicado por dos la presencia de patrullas policiales en la playa más cercana, aunque lo cierto es que el presidente y la primera dama cuentan con una privada dentro del propio fuerte, así que no les haría falta salir del recinto para disfrutar del mar.
El periódico local Var-Matin asegura que el desembarco de los Macron ha alterado la vida de la comunidad, y no precisamente para bien, porque la pareja no ha llegado sola. En los últimos días se les han sumado Tiphaine Auzière, la hija menor que la primera dama tiene con su antiguo esposo, que llegó acompañada de sus propios hijos. Ellos sí se han dejado ver en publico montando en barco en los últimos días.