Las tradiciones navideñas en Sandringham: desde pesarse nada más llegar a abrir los regalos en nochebuena
Este año Isabel II volverá a trasladarse a Sandringham, su casa de campo en Escocia, una semana antes de Navidad para comenzar a preparar la llegada del resto de su familia por orden de importancia, de menor a mayor rango, el día 24 de diciembre. En la monarquía británica, el período festivo se rige por un estricto calendario repleto de tradiciones, y la más curiosa es que se espera que todos los invitados se pesen nada más poner un pie en la propiedad.
Nadie se libra de hacerlo, pero el objetivo no es ridiculizarles, sino asegurarse de que engorden al menos un par de kilos en los días siguientes. Antes de marcharse, vuelven a subirse a la misma báscula antigua y, si han ganado peso, se considera que los menús preparados por el personal de cocina han sido un éxito. Esta costumbre se remonta aparentemente al rey Eduardo VII y aparece recogida en la película ‘Spencer’, que protagoniza Kristen Stewart como Diana de Gales, para desvelar que a la princesa del pueblo no le hacía ninguna gracia.
Lo cierto es que resulta muy difícil que nadie se marche de Sandringham sin engordar porque los ‘royals’ se dedican a comer casi sin parar. En nochebuena, se sirve un copioso té antes de abrir los regalos a la usanza alemana para pasar después a las bebidas y cócteles hasta que llegue la hora de la cena de etiqueta. El 25 de diciembre acuden todos juntos a misa y más tarde se celebra la tradicional comida con pavo asado, a la que sigue el visionado del discurso de la soberana por televisión antes de dar un paso por el jardín para hacer hueco para la cena.
Los niños, por cierto, no son bienvenidos en esos banquetes y comen en una habitación reservada para ellos bajo la atenta mirada de su niñera, porque así los adultos puedan disfrutar como es debido de cada uno de los platos.