La princesa Carlota se encarga de que sus hermanos sigan el protocolo en público

Este lunes los príncipes Jorge y Carlota hicieron gala de un comportamiento impecable en el funeral de su bisabuela a pesar de que su presencia se había puesto en duda hasta el último momento debido su corta edad, 9 y 7 años respectivamente. De hecho, su hermano Luis no les acompañó porque se decidió que a sus cuatro años era demasiado pequeño para comprender lo que estaba ocurriendo a su alrededor y seguir el protocolo.

En ese sentido, Carlota se encargó de guiar a Jorge explicándole lo que debía hacer mientras esperaban la procesión funeraria que salió de la Abadía de Westminster y recorrió las calles de Londres hasta Wellington Arch. En un momento dado, la niña se inclinó hacia su hermano mayor mientras gesticulaba con las manos y susurraba “you need to bow” para recordarle que debía inclinarse cuando el féretro de la soberana pasara delante suyo. Jorge le respondió asintiendo con la cabeza para indicarle que la había oído e hizo justo lo que le había dicho.

Carlota parece ser la que más atención ha prestado a las instrucciones que los niños de la familia real británica reciben antes de sus apariciones públicas. El pasado mes de mayo fue ella quien se encargó de corregir discretamente los errores de etiqueta que cometieron sus hermanos mientras presenciaban el desfile Trooping the Color desde el balcón del palacio de Buckingham. En el caso de Jorge, le indicó con un discreto toque en el brazo que debía mejorar su postura y no apoyarse en la barandilla, y también sujetó firmemente la mano de Luis para que el pequeño dejara de saludar animadamente a la multitud.

Aunque este lunes Jorge y Carlota actuaron con la misma solemnidad que el resto de royals, el nadador Mark Tewksbury -que formó parte de la delegación canadiense que asistió al funeral- pudo ver que también eran dos niños afectados por la pérdida de su querida ‘gan gan’, como apodaban ellos a la soberana. Sus padres tuvieron que consolarles en varias ocasiones cuando se les saltaron las lágrimas y el resto de miembros de la familia se mostró muy pendiente de ellos: Meghan le dedicó una sonrisa de ánimo a su sobrina mientras salían en orden de la abadía de Westminster y la condesa Sofía, esposa del príncipe Eduardo, rodeó con el brazo a Jorge para reconfortarle.

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