
La hija de la princesa Estefanía desvela qué prefería: vivir en una caravana o en un palacio
La infancia de la joven Pauline Ducruet fue aún más inusual que la de otros miembros de la realeza europea porque la suya se desarrolló durante un tiempo entre dos ambientes radicalmente opuestos: el glamour de los palacios de Mónaco donde residen los Grimaldi y el mundo del circo al que su madre, la princesa Estefanía, decidió unirse en calidad de invitada tras iniciar una relación sentimental con un domador de elefantes llamado Franco Knie.
A la edad de siete años, Pauline se vio de pronto instalada en una caravana junto a sus dos hermanos para acompañar al nuevo novio de su madre en su carrera ambulante. Lo que recuerda con más cariño de aquella etapa de su vida es el bullicio que reinaba siempre a su alrededor gracias al resto de niños que formaban parte de la multicultural familia circense, con quienes hablaba una mezcla de alemán, italiano, francés y español.
“Fue extraño… pero muy interesante y pasaba todo mi tiempo en el exterior, rodeada de animales… Se trató de una época de pura libertad que no creo que todos los niños tengan la oportunidad de experimentar”, ha comentado en una entrevista al periódico The Telegraph.
Eventualmente llegó el momento de regresar a Mónaco y a todos los lujos a los que estaba acostumbrada, pero Pauline no se arrepiente de haber experimentado lo que es “estar tan arriba y tan abajo” porque le ayudó además a convertirse en “una persona más fuerte”.
Esa educación “inusual”, como ella misma la define, le ha llevado de mayor a probar suerte en el mundo de la moda con su propia marca de ropa, Alter Designs, que apuesta por diseños unisex respetuosos con el medio ambiente y la sostenibilidad.