Keith Richards ha renunciado por completo al tabaco y al alcohol

Hace un año, con motivo de la reedición de su primer álbum en solitario, Keith Richards concedió una ronda de entrevistas a distintos medios en las que se presentó como un hombre, sino nuevo, sí cambiado, que había dejado atrás los excesos del pasado aunque no todos los vicios. En su caso, eso implicaba moderar el consumo de alcohol de manera realista, es decir, sin renunciar al vino o a la cerveza y dejar de lado las drogas duras.

En el tiempo que ha pasado desde entonces, con un período de confinamiento de por medio, el guitarrista de los Rolling Stones ha conseguido lo imposible: abrazar la sobriedad y decir adiós para siempre al tabaco.

“Ahora no soy ni bebedor ni fumador”, ha desvelado con cierto orgullo en declaraciones al periódico The Sun. “Ha resultado muy duro en estas circunstancias”, ha añadido en referencia al parón profesional que la banda se ha visto obligada a realizar debido a la crisis del coronavirus, “pero hasta ahora me va muy bien”.

A sus 76 años, el roquero ha empezado a tomarse en serio su salud por primera vez en toda su vida. A lo largo de los últimos meses se ha aislado en sus casas de Nueva York y Connecticut con un reducido grupo de seres queridos y, por increíble que parezca, ahora presta atención a detalles como su rutina de ejercicio.

“Tenemos un pequeño gimnasio montado en el sótano. A veces camino en la cinta, pero no tanto durante el verano, porque tengo un jardín grande y me gusta dar paseos para mantenerme activo. El invierno va a ser duro, aunque si hay suerte, a lo mejor podré irme a las islas en enero, a Parrot Cay en las Islas Turcas y Caicos. ¡Me gusta emigrar al sur cuando llega el frío!”, ha adelantado.

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