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Qué poco ha durado la historia de amor de Kanye West con GAP. El rapero se perfilaba como el salvador de la compañía, que no ha dejado de acumular pérdidas en el último par de años y esperaba recuperar su antigua popularidad a través del acuerdo colaboración que firmaron por diez años.

Desde luego, a primera vista parecía la asociación perfecta porque el músico había trabajado en una de las tiendas de GAP en Chicago cuando tenía 15 años y su primera colección fue todo un éxito, atrayendo a un público que hasta entonces no había podido permitirse los precios de las prendas de Yeezy.

Sin embargo, ahora han surgido problemas en el paraíso. Kanye acaba de acusar a la marca de copiar las ideas que él incluyó en Yeezy Gap Engineered by Balenciaga: una colección limitada ideada por el artista y el director creativo de la casa de lujo, Demna Gvasalia, que se puso a la venta online en febrero y en mayo bajo el paraguas de GAP. Para hacerse eco de sus quejas, él ha utilizado su plataforma favorita, Instagram, donde ha puesto como ejemplo una camiseta azul con el logo de la compañía que le envió por mensaje privado uno de sus seguidores para preguntarle si era consciente de lo mucho que se parecía a las diseñadas por él mismo. La respuesta es que sí, y no le hace ninguna gracia.

El rapero también ha añadido que la compañía canceló una sesión fotográfica con sus cuatro hijos que estaba previsto que se llevara a cabo en Japón sin que él lo supiera. La gota que ha colmado el vaso para él ha sido enterarse de que se están celebrando reuniones de negocios sin informarle antes, algo que al parecer no considera aceptable, así que ahora está planeando comprar “terrenos o edificios” para abrir por primera vez una tienda dedicada exclusivamente a vender sus creaciones.

“Firmé tanto con Adidas como con Gap porque se establecía por contrato que construirían tiendas permanentes, lo que ninguna de las dos compañías ha hecho a pesar de que salvé a ambas al mismo tiempo”, ha anunciado este mismo jueves.