Javier Bardem admite que a sus hijos no les importa su carrera
Javier Bardem puede ser uno de los actores más emblemáticos, pero se necesita más que eso para impresionar a sus hijos.
El actor, que ha ganado elogios y corazones durante sus décadas de carrera, es padre de Leo, de 11 años, y de Luna, de nueve, que comparte con Penélope Cruz. Y espera que su nueva película con Shawn Mendes, ‘Lyle, Lyle, Crocodile’, sea la que consiga por fin que se preocupen por su trabajo.
Durante una entrevista con Metro.co.uk sobre por qué aceptó participar en la “surrealista” cinta, en la que protagoniza un showman junto a un cocodrilo que canta y baila interpretado por Shawn Mendes, bromeó: “Para que mis hijos vean una película en la que sale papá, para que por fin se sientan orgullosos de lo que hago, ¡porque no les importa! Veo muchas películas familiares e infantiles por ellos y tengo que decir que disfruto de la mayoría de ellas, porque son geniales, son divertidas, están muy bien hechas”, indicó.
Pero su papel no fue precisamente un juego de niños. Javier tuvo que enfrentarse al escrutinio de un público de 300 personas durante la filmación de una escena.
“Tuve que cantar y bailar delante en un teatro lleno. Actué delante de 300 personas, yo, que no soy ni cantante ni bailarín. Fue bastante surrealista. Pero también fue muy emocionante porque tenía que actuar para ellos, no sólo una vez, sino varias”.
La preparación fue clave, por lo que el actor tuvo que estudiar a los “genios” de la comedia, como Buster Keaton, para que su interpretación fuera perfecta.
“Vi muchas comedias físicas en programas o películas, incluso películas antiguas, no para imitarlas, sino para ser consciente de las habilidades que esas personas tienen y que yo no tengo”, explicó. Y añadió: “Veía a los genios. Veía a Buster Keaton, veía a los antiguos porque en aquella época no sé cómo lo hacían. Estaban tan bien sincronizados y eso es lo que más me llamó la atención. Y hacer que parezca tan espontáneo. Eso es algo que me impresionó mucho”.
Por supuesto, Javier ha tenido una carrera increíblemente variada y exitosa, pero no da nada por sentado.
“Me guío por el momento. Nunca habría dicho, si me lo preguntasen hace dos años, ‘¡Sí quiero estar en un musical con un cocodrilo!’. Nunca sabes lo que va a pasar, pero me siento bendecido y agradecido porque tengo oportunidades. Tengo un trabajo y tengo oportunidades – eso es mucho decir hoy. Mi objetivo es seguir trabajando e intentar hacerlo lo mejor posible”.