Gemma Whelan, de ‘Juego de tronos’, recuerda el rodaje de las escenas de sexo como un desastre

Las escenas de sexo y de desnudo que incluía la trama de ‘Juego de tronos’ han dado mucho que hablar en el marco del movimiento #MeToo después de que varios miembros del elenco confesaran que no se sintieron debidamente protegidos en ese tipo de situaciones. Emilia Clarke, una de las protagonistas de la historia, ha revelado que se la presionó para que se quitara la ropa más a menudo frente a las cámaras diciéndole que, de lo contrario, decepcionaría a sus fans.

Ahora la actriz Gemma Whelan, que interpretó al personaje de Yara Greyjoy, ha aclarado que el gran problema de la serie en ese sentido era que sus estrellas recibían muy pocas instrucciones por parte de los directores acerca de cómo debían comportarse a la hora de simular encuentros sexuales, consentidos o no. O peor aún, a menudo era solo uno de los intérpretes involucrados en esas secuencias quien sabía exactamente lo que iba a suceder, pero nadie se molestaba en informar a los demás.

“Solían decir simplemente: ‘Cuando gritemos acción, poneos a ello’, y podía acabar siendo una especie de lío frenético. Pero entre los actores siempre había ese instinto de comprobar cómo se sentía el otro. Hubo una escena en un burdel con una mujer, por ejemplo, en la que ella estaba tan expuesta que hablábamos entre las dos de dónde estaría la cámara y con qué se sentía cómoda”, ha explicado en declaraciones al periódico The Guardian. “Un director podía decir: ‘Muérdele un poco los pechos, luego dale una palmada en el trasero y ya’, pero yo siempre lo hablaba con el otro actor”.

De cara a una secuencia incestuosa de la segunda temporada, en la que aparece con su hermano en la ficción Theon Greyjoy, interpretado por Alfie Allen, no les quedó más remedio que negociar entre ellos lo que harían una vez empezaran a rodar. Por esa misma razón, Gemma considera que la figura de los coordinadores de intimidad que ha aparecido recientemente en la industria del cine resulta crucial para garantizar el bienestar de todos.

“Con ellos, se trata de una coreografía: tú te mueves hacia allí, yo me muevo hacia aquí, y se da permiso para todo y se obtiene el consentimiento de ambas partes antes de empezar. Es un paso en la dirección correcta”, ha celebrado.

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