El rey Carlos Gustavo de Suecia concede su entrevista más sincera hasta la fecha

La tradición dicta que los monarcas y miembros de las casas reales europeas mantengan cierta distancia con respecto a sus súbditos, al tiempo que se involucran emocional e intelectualmente, que no a nivel estrictamente político, en los asuntos públicos como representantes del estado que no dejan de ser. Sin embargo, las mismas reglas aconsejan que, ocasionalmente, los reyes hagan alguna que otra concesión a quienes esperan de ellos algún que otro gesto de ‘humanidad’ que permita a los ciudadanos sentirse ligeramente identificados con ellos.

Eso es precisamente lo que acaba de hacer el rey de Suecia, Carlos Gustavo, para conmemorar sus 75 años de vida, de los que habrá pasado 50 en el trono del país nórdico en 2023. El soberano ha concedido una inusual entrevista al medio Värvet para sincerarse, entre otros temas, sobre los niveles de ‘estrés’ que lleva padeciendo desde que asumiera la jefatura del estado a los 27 años, tras la muerte de su abuelo y el trágico accidente que acabó con la vida de su padre. “Es un trabajo bastante absorbente y en ocasiones siento que me consume. Pero imagino que todos los líderes y políticos sentirán lo mismo”, ha señalado.

Al margen de su vasta experiencia en estas lides, al rey sueco todavía le cuesta asimilar que siempre será una de las personas más observadas del país y también del extranjero, unos niveles de escrutinio que ha querido ejemplificar con una ilustrativa anécdota relativa a unas vacaciones que pasó en una isla aparentemente desierta: “Yo estaba tumbado en la orilla, descansando. La verdad es que era maravilloso poder tumbarse en una playa tan increíble. Pero luego vinieron unos turistas y me pidieron una foto. Me sentí como una foca, les dije que prefería no hacerlo”, ha revelado.

En otro orden de cosas, Carlos Gustavo de Suecia, padre de los príncipes Carlos Felipe, Victoria y Magdalena junto a la reina Silvia, ha realizado otras confesiones al periódico más ligadas a su ámbito más cotidiano, como la pasión que siente por las patatas fritas y las trufas o la confianza absoluta que siempre ha depositado en sus amigos de la infancia, con quienes mantiene una estrecha relación que no ha cambiado demasiado desde el año 1973, cuando fue coronado rey de los suecos.

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