El féretro de la reina Isabel es enterrado

El féretro de la reina Isabel ha sido enterrado en la Capilla de San Jorge. La monarca ha sido bajada a la Bóveda Real de la capilla de la finca de Windsor, donde permanecerá hasta la noche de este lunes, cuando tendrá lugar un entierro privado.

Durante el servicio de entierro, el Decano de Windsor recibió los instrumentos de Estado -la Corona Imperial de Estado, el Orbe y el Cetro que habían sido colocados sobre el féretro- de manos del Barquero de la reina y de un Sargento de Armas.

Al final del himno final del servicio, “Cristo es el fundamento seguro”, el rey Carlos se adelantó para colocar el color del campamento de la Compañía de la Reina de la Guardia de Granaderos sobre el féretro de su madre y el Lord Chambelán rompió su vara de mando y la colocó encima.

El Decano recitó el Salmo 103: “Como un padre se apiada de sus propios hijos, así es el Señor misericordioso con los que le temen. Porque él sabe de qué estamos hechos; se acuerda de que no somos más que polvo. Los días del hombre son como la hierba, pues florece como la flor del campo. Porque tan pronto como el viento pasa sobre ella, se va, y su lugar no la conoce más. Pero la bondad misericordiosa de Jehová permanece para siempre sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos”.

“Sal de este mundo, oh alma cristiana, en el nombre de Dios Padre Todopoderoso que te creó; en el nombre de Jesucristo que sufrió por ti; en el nombre del Espíritu Santo que te fortalece”.

“En comunión con los santos benditos, y con la ayuda de los ángeles y arcángeles, y de todos los ejércitos de la hueste celestial, que tu porción sea hoy en paz, y tu morada en la Jerusalén celestial. Amén”.

El rey de armas de la liga proclamó entonces los títulos de la reina mientras se bajaba su féretro.

“Así ha querido Dios Todopoderoso sacar de esta vida transitoria a su Divina Misericordia a la difunta altísima, poderosísima y excelentísima monarca, Isabel II, por la gracia de Dios del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y de sus otros reinos y territorios, reina, jefa de la Commonwealth, defensora de la fe y soberana de la nobilísima Orden de la Jarretera”.

El gaitero de la reina tocó entonces un lamento y el servicio terminó con una bendición del Arzobispo de Canterbury antes de que se tocara el Himno Nacional.

“Vayan por el mundo en paz; sean valientes, cuiden lo bueno, no devuelvan a nadie el mal; fortalezcan a los de corazón débil, apoyen a los débiles, ayuden a los afligidos, honren a todas las personas, amen y sirvan al Señor, regocíjense en el poder del Espíritu Santo; Y la bendición de Dios Todopoderoso, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo esté con ustedes y permanezca siempre con nosotros. Amén”.

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