El chef de ‘Emily en París’ no es el único: Para Alexander Skarsgård también es muy duro ser tan guapo
El actor Luca Bravo, que interpreta al chef de ‘Emily en París’, no es el único que puede contar historias ‘de terror’ sobre lo complicada que resulta la vida siendo tan guapo. Alexander Skarsgård también ha tenido que luchar más duro de lo normal hasta que se le ha empezado a considerar para papeles “con más sustancia” por culpa de su rostro angelical y su cuerpo de infarto.
En los inicios de su carrera, una revista le hizo el flaco favor de incluirle en un especial sobre los hombres más atractivos del momento y, de pronto, se encontró haciendo audiciones para “el novio de una chica que es asesinada en la cuarta escena de una película de terror de bajo presupuesto”, a pesar de su famoso apellido y de que su padre es uno de los actores más respetados de toda Europa.
“Cuando todavía estaba empezando en mi país natal, sí que pasaba algo por eso de ser alto y rubio… Pero allí la mayoría de la gente es alta y rubia. Aun así, después de mi primer trabajo, aparecí en una es**pida ‘lista de guapos sexy’ y la gente no me tomaba en serio”, ha explicado en una entrevista al periódico Sunday Times.
La estricta jerarquía de la industria cinematográfica, que él considera “realmente ridícula”, le puso las cosas muy difíciles a la hora de tratar de demostrar su versatilidad porque, “si la gente de arriba” que ostenta todo el poder decide que alguien es un sex symbol y nada más, el resto del mundo le da la razón.
“Si quieres personajes con profundidad, pero te etiquetan como ‘alguien que se quita la camiseta’, no van a llegarte ofertas”, le ha advertido a cualquier otro actor al que también le haya tocado la lotería genética y esté tratando de abrirse camino.