El antiguo cuidador de los perros de Lady Gaga no se siente abandonado por la cantante
El pasado mes de febrero dos de los tres perros de Lady Gaga fueron secuestrados mientras su cuidador habitual paseaba con ellos por West Hollywood. El hombre, que se llama Ryan Fischer, resultó herido de gravedad al recibir cuatro disparos en el pecho tratando de defenderlos, aunque consiguió recuperarse y los animales fueron rescatados días más tarde.
En su momento se aseguró que la estrella del pop correría con todos los gastos derivados de la atención médica que tuvo que recibir su empleado como agradecimiento por su valentía. Sin embargo, a nadie se le ha pasado por alto que hace tan solo unas semanas Ryan abrió una página en la plataforma GoFundMe para tratar de recaudar fondos con los que costear los seis meses sabáticos que se ha tomado tras ese accidente, y entonces saltaron las alarmas: ¿se había desentendido de toda la situación su antigua jefa?
Ahora el propio Ryan ha aclarado que nunca fue su intención intentar “echarle la culpa” a nadie por la odisea que ha vivido, que es muy consciente que seguirá teniendo que navegar en solitario, ni pretendía lanzarle una sutil pulla a la famosa artista pidiendo ayuda públicamente.
“Son mis amigos, y los quiero y han estado absolutamente ahí para mí. No siento más que gratitud por todo. Es una situación extraña por cómo ha evolucionado en los medios de comunicación. Pero estoy muy agradecido por mis amistades”, ha afirmado Ryan en declaraciones a la revista Rolling Stone.
Sin embargo, su propia asistenta, Elisha Ault, ofrece una versión de los hechos muy diferente, afirmando que las buenas palabras de Gaga y de su colectivo Haus of Gaga nunca llegaron a materializarse y que ni siquiera visitaron o llamaron por teléfono a Ryan cuando la artista regresó a Estados Unidos desde Italia, donde había estado grabando su última película. Tampoco le habrían ofrecido inicialmente el apoyo económico que él esperaba adelantándole el salario de medio año para apoyarle durante su recuperación, en vista de que se había quedado sin su fuente de ingresos habitual.