Bang Showbizz

La cantante Billie Eilish se convirtió en una de las estrellas más famosas del planeta cuando con tan solo 17 años publicó el disco que había compuesto con su hermano mayor Finneas en su habitación en la casa de sus padres y la generación Z encontró por fin al ídolo de su misma edad que tanto tiempo llevaba esperando. El auge de la joven al Olimpo de la industria discográfica no es ni mucho menos único, pero ella está convencida de que nadie puede comprender por lo que ha pasado.

“Es como tratar de explicar un color que no existe”, insiste cuando le preguntan por su experiencia lidiando con la pérdida del anonimato.

Ahora ella entiende por qué Katy Perry le repitió hasta la saciedad que podía llamarla si algún día necesitaba alguien con quien hablar cuando se conocieron en 2019. En retrospectiva, se da cuenta de que la intérprete era una de las pocas personas que podría haberla escuchando sin juzgarla por encontrarle el lado negativo a su buena suerte y sabiendo perfectamente de lo que hablaba.

“Debería haberla llamado. En su momento no la creí. Las cosas ya eran una locura por aquel entonces. Y no podía imaginar que fueran a seguir empeorando”.

La gran diferencia entre Billie y otras estrellas adolescentes que no han superado las presiones del éxito es que ella no siente la necesidad de justificar las decisiones que toma o la forma en que elige lidiar con la fama: “No me veo como si fuera algo que hay que explicar. Simplemente existo. Soy una persona”.

En los primeros años de su carrera Billie estaba deprimida y ni siquiera sabía si realmente quería alguno de todos los logros y triunfos que acumulaba, pero en los últimos tiempos ha podido encontrar un equilibrio para empezar a disfrutar de lo que sucede a su alrededor.

“Estaba con una mentalidad de no querer nada de lo que me pasaba. Qué estúpida… Ahora he hecho cambios. Tenemos un plan de gira menos brutal y somos más gente, y ya no tenemos que hacerlo todo nosotros solos. Y así todo se ha vuelto mucho más divertido”, ha asegurado.