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Hay que tener cuidado con lo que deseas, asegura Matthew Perry
Matthew Perry ‘nunca se dio cuenta’ de que había un lado oscuro en la fama. El actor de 53 años se convirtió en un hombre familiar cuando participó en la comedia de situación de la NBC, ‘Friends’ junto a Jennifer Aniston, Matt LeBlanc, Lisa Kudrow, Courteney Cox y David Schwimmer en 1994, pero en años posteriores luchó contra la adicción y admitió que terminó utilizando el alcohol como mecanismo de ‘esperanza’, incluso después de ‘trabajar duro’ para alcanzar sus sueños.
Así lo comentó a la revista Sorted:
‘-Ten cuidado con lo que deseas-, es una frase que a menudo se dirige a mí. Por supuesto, mis sueños no eran diferentes a los de miles de millones de otros niños, y trabajé duro para realizarlos. Simplemente nunca me di cuenta de que había otro lado de la vida y de las realidades del mundo; y si pensaba que mis luchas para hacerme un nombre eran algo, entonces no eran nada en comparación con las consecuencias de encontrar la fama’.
Perry destacó sus experiencias:
‘Nunca tuve miedo de ser diferente en términos de cómo me vestía o la música que escuchaba o lo que hacía con mi tiempo libre, porque hay algo genial en eso, como niño, y es la libre elección. Creo que cuando es familiar, entonces hay una percepción diferente. Es involuntario, y tal vez la etiqueta de familias mezcladas en ese entonces era muy diferente a lo que es ahora y la aceptación que se tiene con el tema. Por alguna razón, se sintió diferente en ese entonces. Cuando bebía con amigos, me desconectaba de los desafíos y los problemas. Borró las líneas duras y me dio energía, esperanza y fe, al menos por un tiempo’.
Matthew continuó describiendo la adicción como ‘agotadora’, pero señaló que encontrar a Dios y abrazar la religión fue la razón por la que pudo lograr la sobriedad.
‘Cuando eres un adicto a las drogas, todo son matemáticas. Voy a este lugar y necesito tomar tres. Y luego voy a este lugar y voy a tomar cinco porque voy estar allí más tiempo. Es agotador, pero tienes que hacerlo, o te pones muy, muy enfermo. No lo estaba haciendo para sentirme drogado o para sentirme bien. Ciertamente no era un fiestero; solo quería sentarme en mi sofá, tomar cinco Vicodin y ver una película Eso fue el paraíso para mí. Para mí, Dios me mostró una ruta no solo hacia la sobriedad, sino también hacia la verdad, y para alguien que se había engañado y engañado a sí mismo durante tantas décadas, la verdad, para mí, se convirtió, y siempre será, el regalo más asombroso que puedas puede dar no solo a otras personas, sino también a usted mismo’.