Sarah Ferguson echa de menos el ‘sentido del humor’ de Lady Di: ‘Era demasiado joven para morir’
La fallecida Diana de Gales tuvo en la duquesa de York, Sarah Ferguson, a una de sus mejores amigas y confidentes durante una época tan turbulenta como sus años de matrimonio con el entonces príncipe Carlos, hoy soberano del Reino Unido. Asimismo, Lady Di y la que fuera esposa del príncipe Andrés pudieron apoyarse la una en la otra cada vez que una de ellas provocaba, directa o indirectamente, algún escándalo de gran proyección pública, siendo como eran las dos personalidades más espontáneas y potencialmente controvertidas de la monarquía británica.
Sarah Ferguson, quien ha prometido que no se morderá la lengua acerca de temas monárquicos y que hablará de lo que quiera ahora que Isabel II ya no está en este mundo, ha ofrecido una prueba incontestable de sus intenciones a su paso por el podcast ‘Life’s a Beach’ del presentador Alan Carr, conocido por sus ácidas e irreverentes bromas. Al ser preguntado sobre su vínculo con Diana, la ahora novelista se ha emocionado al recordar a su malograda amiga, de la que extraña especialmente su sentido del humor y esa naturalidad que tantos problemas le causó en una familia tan rígida y formal como el clan Windsor.
“Echo de menos su sentido del humor. Es que era tan joven… No hay persona que me haya hecho reír más que ella. Es que era tan divertida. De verdad que no había nadie como ella. Nos conocíamos desde que tenía 14 años. Siempre he adorado todo sobre ella”, le ha dedicado a la princesa, fallecida con tan sólo 36 años en el verano de 1997.
Tras abrir la puerta de sus intimidades en el seno de la casa real, Sarah también se ha animado a hablar de la relación tan azarosa que mantuvo con el duque de Edimburgo, de quien atesora algunos de sus mejores consejos. “Me acuerdo de que un día me dijo: ‘Recuerda, Sarah, que tienes que ser elegible pero nunca elegida'”, ha revelado la duquesa sobre las advertencias de su suegro a la hora de no extralimitarse en sus interacciones con el público.
Hay que recordar que, cuando se publicaron en 1992 esas comprometedoras fotos de Sarah en actitud cariñosa con un empresario a bordo de un yate, lo que certificó su crisis matrimonial con Andrés antes de que el palacio de Buckingham pudiera emitir comunicado alguno, el príncipe Felipe se pasó años sin hablar con ella, evitando coincidir en la misma habitación. Ya en el nuevo siglo, Sarah acabó recuperando el cariño y la confianza del marido de Isabel II, no sin dificultades y con un esfuerzo titánico por su parte.
La reconciliación total entre las parte quedó evidenciada en 2018, en una ocasión tan especial como la boda de la princesa Eugenia, hija de Andrés y Sarah, y su ya marido Jack Brooksbank. Ambos volvieron a charlar animadamente e incluso posaron para unas fotos que han quedado para la posteridad, indicativas de la admiración que Sarah ha sentido siempre por la -todo sea dicho- “aterradora” e imponente presencia de su suegro. “Era un hombre muy inteligente, pero tenías que estar a la altura. Si hacías un comentario tonto, él te haría saber rápidamente que era un comentario tonto. A veces me resultaba aterrador hablar con él, y acababa haciéndole preguntas absurdas. Él me respondía: ‘¿Por qué me preguntas eso? Si es algo que hago todos los días’. Te hacía sentir muy insegura”, ha confesado.