Meghan Markle y Paris Hilton: dos mujeres muy diferentes, con mucho en común
La duquesa de Sussex ha recibido a una invitada completamente inesperada en el último episodio de su podcast ‘Archetypes’: Paris Hilton. Antes de que su antigua amiga Kim Kardashian irrumpiera con fuerza en el mundo de la telerrealidad, la DJ y famosa profesional ostentaba el dudoso honor de ser una de las celebridades más odiadas por la imagen de niña rica y malcriada sin ganas de trabajar que proyectaba en público.
¿De qué han podido hablar dos mujeres en apariencia tan diferentes? La esposa del príncipe Enrique fue la primera que hizo referencia a la reputación de Paris nada más arrancar la conversación para confesar que en el pasado ella también la veía como “una rubia tonta” de la que burlarse abiertamente. Es más, como todo la generación que pasó la adolescencia en los primeros años del 2000, Meghan tuvo que enfrentarse a tendencias como los pantalones de talle bajo y la delgadez extrema que Paris abanderaba, y eso solo consiguió que la detestara aún más porque proyectaba sus propias inseguridades sobre ella.
“Yo también crecí en Los Ángeles y teníamos más o menos a la misma edad. Tú eras tan famosa y tan guapa… Yo era una empollona, así que me resultaba muy difícil imaginar qué podríamos tener en común cuando gran parte de tu identidad -ya sea la que te imponían, o la que adoptabas, o la que utilizabas para construir una carrera- consistía en no parecer precisamente inteligente”, le ha confesado Meghan, que ahora se arrepiente de haberla juzgado basándose únicamente en su propia envidia.
Paris está más que acostumbrada a enfrentarse a un sinfín de prejuicios cada vez que conoce a alguien nuevo, así que no se tomó como una ofensa las palabras de la duquesa de duquesa Sussex. De hecho, le explicó con paciencia que la forma en que elegía comportarse en su infame reality ‘The Simple Life’ era una especie de coraza con la que se protegía y que empezó a utilizar a raíz del trauma que sufrió mientras estaba internada en un colegio de Utah, donde fue víctima de abusos sexuales.
La conclusión a la que han llegado las dos mujeres es que tienen en común más de lo que imaginaban. Tanto Meghan como Paris saben muy bien qué se siente al verse obligadas a interpretar el papel de ‘bimbo’ o joven guapa y frívola. La duquesa de Sussex acabó renunciando a su trabajo como azafata en el concurso ‘Deal or Not Deal’ porque la trataban como un mero objeto decorativo, y la celebridad lleva una década intentando reivindicarse como empresaria sin que casi nadie la tome en serio a pesar de que ha construido un auténtico imperio.
Otro punto en común entre ambas es el activismo político. Meghan lleva involucrándose en la lucha por distintas causas -desde la igualdad entre hombres y mujeres a las bajas de maternidad pagadas- desde que era una niña, y lo ha hecho de la forma más visible posible. Paris acaba de empezar a usar su voz en ese sentido para apoyar un proyecto de ley que busca regular los internados como el centro al que la enviaron sus padres porque no quiere que nadie más vuelva a pasar por ese mismo infierno.