Sarah Ferguson, duquesa de York, recuerda a Isabel II como una suegra maravillosa
En los círculos de la monarquía afirman que la condesa de Wessex, esposa del príncipe Eduardo, siempre fue la nuera favorita de Isabel II por su discreción y su buena disposición, pero nadie puede negar que la duquesa de York ha sido la más leal.
La antigua esposa del príncipe Andrés siempre ha mantenido fiel a La Firma incluso tras su divorcio y nunca ha escatimado en halagos hacia su suegra. La noticia de su fallecimiento este jueves en el castillo de Balmoral le ha “roto el corazón” y Sarah ha querido rendirle su propio homenaje a Su Majestad la Reina a pesar de que, en la práctica, ella ya no es un miembro de la monarquía.
“Deja tras de sí un legado extraordinario: el ejemplo más fantástico de deber, servicio y firmeza, y una presencia constante como nuestra jefa de Estado durante más de 70 años”, ha afirmado por medio de un comunicado difundido en Twitter. “Ha dedicado toda su vida de forma desinteresada al pueblo del Reino Unido y de la Commonwealth. Para mí, fue una suegra y una amiga maravillosa. Siempre le estaré agradecida por la generosidad que demostró al permanecer cerca de mí incluso después de mi divorcio. La echaré de menos más de lo que las palabras pueden expresar”.
No es ningún secreto que el duque de Edimburgo no mantenía una buena relación con su nuera desde el escándalo que ella protagonizó en 1992 al ser sorprendida en actitud cariñosa con otro hombre que no era su esposo. Cuando se publicaron las infames fotografías en las que su supuesto ‘asesor financiero’ aparecía mordisqueándole los dedos de los pies, Sarah se encontraba en el castillo de Balmoral con el resto de la familia real y se rumorea que su suegro se negaba a estar en la misma habitación que ella porque les había “humillado”.
Ese mismo día la duquesa se marchó a toda prisa de la residencia real con sus hijas y su niñera, pero a lo largo de los años Isabel volvió a invitarla a pasar allí las navidades por respeto a sus nietas: las princesas Eugenia y Beatriz. También la fue reintroduciendo poco a poco en acontecimientos familiares como la boda de Harry y Meghan. En agradecimiento, Sarah siempre ha hablado bien de ella llegando incluso a afirmar: “Ha sido más madre para mí que mi propia madre”.
La duquesa nunca le ha guardado rencor, o al menos no lo ha dejado entrever, por ordenar su divorcio del príncipe Andrés en 1995 y en el pasado ha explicado que firmó el acuerdo que le pusieron delante sin negociar porque quería proteger a toda costa su amistad con la soberana.