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La actriz Penélope Cruz vive un momento dulce en su trayectoria cinematográfica, tras las buenas críticas que cosechó su interpretación de Janis en la última película de Pedro Almodóvar, ‘Madres paralelas’, por la que además recibió su cuarta candidatura a los Óscar.

Sus diversos triunfos en la pasada temporada de premios no se verán eclipsados por el acto vandálico que tuvo lugar en Madrid el pasado domingo. Su estrella en el Paseo de la Fama de la capital española, así como la de su marido Javier Bardem, fueron destrozadas por algún desaprensivo que claramente no les tiene en alta estima, quizá por unas posiciones políticas que les han convertido a ambos en personas non gratas para la derecha más radical.

Ella misma ha demostrado esta semana que no concede importancia alguna a semejante incidente, y que no responderá a ello más que a base de exhibir normalidad. De hecho, la madrileña ha aparecido radiante en Nueva York, en el marco del Festival de Tribeca, para asistir a una cena de gala organizada por la casa de moda Chanel, de la que Penélope ejerce de embajadora. Sonriente y ataviada con un original vestido rosa de la firma, sin duda la reputada intérprete se aseguró de concentrar todas las miradas.

Teniendo en cuenta que, a los numerosos reconocimientos cosechados a lo largo de su dilatada trayectoria, hay que añadir ahora la concesión del Premio Nacional de Cinematografía, que le será entregado en la próxima edición del Festival de San Sebastián, resulta comprensible que a Penélope Cruz no le vaya a quitar el sueño un acto de mero gamberrismo. Por mucho que les pese a algunos, la de Alcobendas es la actriz española más prestigiosa y galardonada fuera de su país: es poseedora de un premio Óscar, del César honorífico y de la Copa Volpi del festival de Venecia, amén de otras estatuillas.